lunes, 4 de marzo de 2013

Vía Matris 2 Parte “El camino de la madre Dolorosa”

CUARTA ESTACIÓN
La madre encuentra al hijo camino de la cruz
La pena de María, el dolor de su alma rompe la tristeza cuando se cruzan sus miradas en la vía dolorosa camino del calvario, cuando ella siente en su corazón que el sueño de la madre se rompe ante el próximo fin del hijo.
Tu también muchas veces encuentras a tus amigos y enemigos camino de la desesperación; nuestra mirada para ellos ¿es de amor?... No, nuestra mirada es la indiferencia ante sus problemas, ante su cruz. Pasamos de ofrecer nuestra amistad y nuestra caridad al caído. Madre, escucha nuestro testimonio y danos esas fuerzas que necesitamos para cambiar.
María, Madre más dolorosa, ruega para nosotros.

QUINTA ESTACIÓN
Jesús muere en la Cruz
Mira, alma devota, mira al Calvario, se levantan dos altares de sacrificio, uno e el cuerpo de Jesús, el otro en el corazón de María. Triste es la vista de esa madre querida ahogada en un mar de aflicción, considerando a su hijo querido, parte de sí misma, cruelmente clavado al árbol vergonzoso de la cruz.
¿Y yo? Cómo cada golpe del martillo, mato la esperanza del enemigo invisible, rompo la esperanza del que busca caminar, arraso la vida que me entregaron y no quiero heredar..., cayó también la sonrisa de la Virgen. Mientras que ella estaba firme al pie de la cruz, perforada por la espada del dolor, ella solo miraba a él. ¿Seremos capaces de gritar como San Francisco Javier: “¡Más sufrir, mi Dios! ¡Una hora, más!”?. Para llevar por lo menos todas mis cruces. Amén.
María, la Madre más dolorosa, ruega para nosotros.

SEXTA ESTACIÓN
María acoge el cuerpo de Jesús en sus brazos
El dolor más amargo colma el alma de María, cuando ella sintió el cuerpo muerto de su querido Jesús en sus rodillas. ¿Sentimos nosotros en nuestro cuerpo y en nuestra alma el bien perdido por las apetencias actuales de la maldad de los hombres?.
¿Quién no te compadece? ¿Qué corazón no se ablanda al ver el tuyo traspasado por la espada del dolor?
Te pedimos, gran Madre, que llegue a nuestro corazón ese dolor tan grande que tuviste, esa espada que lo atravesó que sea ablandada al reconocer que nuestros pecados eran la causa de tu sufrimiento tan cruel.
María, la Madre más dolorosa, ruega para nosotros.

SÉPTIMA ESTACIÓN
El cuerpo de Jesús es depositado en la tumba
Los suspiros que estallaron en el corazón triste de María cuando ella vio a su Jesús querido puesto dentro de la tumba... Ella miró por última vez el cuerpo sin vida de su hijo, y podría separar apenas sus ojos de esas apocalípticas heridas. ¡Y cuando la gran piedra fue rodada a la puerta del sepulcro, su corazón quedada rasgado de su cuerpo!.
Madre, nuestro dolor te acompaña y nuestro propósitos serán firmes para aliviar tus sufrimientos, queremos que nuestro amor por la madre derrita los sufrimientos de su corazón. Todos tus dolores quedarán impresos en nuestra memoria, y la madre dulce, que sintió en su alma el dolor de la pasión de Jesús; sea este dolor gloria y esperanza por siempre y para siempre. Amén
María, la Madre más dolorosa, ruega para nosotros.