viernes, 1 de marzo de 2013

Via Matris 1º Parte"El camino de la madre Dolorosa”



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PRIMERA ESTACIÓN
La Profecía de Simeón
Duro golpe al corazón de María cuando oye las palabras dolorosas, en la que Simeón anuncia la pasión y la muerte amarga de su hijo Jesús. Ella ve en su mente todos los insultos, soplos, burlas y tormentos del hijo.
Una espada aguda perforó su alma. Era el pensamiento de la ingratitud de los hombres a su hijo querido. Una espada rompe la convivencia de los hombres, ayer, hoy y siempre... Virgen querida, que sientes punzadas tan amargas del alma ante el abuso. Suplico por tu tolerancia divina, recibir luz e inspiración, y ser valiente ante las acciones de los hombres en el mundo, y buscar la verdad por la pasión amarga de Jesús. Amén
María, la Madre más dolorosa, ruega para nosotros

SEGUNDA ESTACIÓN
La Huida a Egipto
Fuerte es el dolor que María sentía cuando -San José era advertido por un ángel- tuvo que huir de noche para preservar a su niño querido de la matanza decretada por Herodes.
La madre más dulce, una vez que se la obligara a huir con hijo Jesús, para escapar de la matanza que habían ordenado. Mayor es la matanza de las drogas, pero nosotros no huimos para vencerla, nos quedamos y acabamos degollados por su vil maldad. ¡Misericordia, señora querida, misericordia! Y te prometemos que, para el futuro, con la ayuda de Dios, estará nuestro Salvador en la posesión completa de nuestras almas. Amén.
María, la Madre más dolorosa, ruega para nosotros.

TERCERA ESTACIÓN
Jesús se pierde en el Templo
¡El miedo era la pena de María, cuando ella vio que había perdido a su hijo querido!. Pero ella volvió inmediatamente a Jerusalén, y por tres días largos lo buscó...
Ah mi alma, que ha perdido tan a menudo las ganas de vivir, de seguir adelante, y no ha querido buscar de nuevo la moral, honestidad y rectitud. He visto mi ceguera, comprendo los suspiros de la madre y cuando lo poseo una vez más, no me atrevo a repetir siempre las palabras del esposo, “encontré a quien ama mi alma; le sujeto, y no le dejaré ir”. Amén
María, la Madre más dolorosa, ruega para nosotros