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Os encontramos a las
puertas del quinto centenario del nacimiento en Ávila de Santa Teresa de
Jesús, con todo tipo de celebraciones previstas en la ciudad y que va
ligado al recuerdo de una ausencia inevitable. Primero fue la
celebración en 1962 del cuarto centenario de la fundación del convento
de San José de Ávila, con la que se iniciaba la reforma carmelitana
emprendida por Santa Teresa de Jesús. Seis años más tarde, tuvieron su
continuación los actos para conmemorar la reforma masculina de la orden,
emprendida por la Santa junto a San Juan de la Cruz en el pueblo
abulense de Duruelo, «lugarcillo de hartos pocos vecinos, que me parece
no serían veinte» (Fundaciones 13,2).
Ambas celebraciones estuvieron estrechamente unidas a la ardua labor
llevada a cabo por el padre Juan Bosco San Román, carmelita del convento
abulense de la Santa, investigador entusiasta y divulgador de la vida y
la obra de los dos santos místicos por excelencia, cuya tierra quiso
habitar durante toda su vida religiosa. Justamente hasta su muerte,
ocurrida el 14 de marzo de 2006, cuando trabajaba ilusionado mirando en
la distancia hacia el año 2015. En el primero de estos dos centenarios,
el padre Bosco acompañó por todas las ciudades españolas al brazo
incorrupto de Santa Teresa que se conserva en el convento de Alba de
Tormes.
Dos centenarios más hicieron del padre Bosco elemento imprescindible
para su organización y desarrollo. En el primer caso se rememoraba el
cuarto centenario de la muerte de Santa Teresa, celebrado en 1982 y
clausurado en Ávila por el papa Juan Pablo II; en el segundo, era el
motivo la muerte de San Juan de la Cruz cuatro siglos antes, conmemorada
en 1991 con numerosos actos en la capital abulense, entre los que
destacaron el Congreso Internacional Sanjuanista y la edición de una
serie de carpetas con grabados de artistas abulenses inspirados en el
santo.
El carácter paciente, tenaz y previsor del padre Bosco en todo lo que
atañara a Santa Teresa y San Juan de la Cruz no sólo tuvieron como
consecuencia todos estos logros y celebraciones, sino que le daba
impulsos renovados para seguidamente afrontar un nuevo objetivo, como
era el V Centenario de la muerte de Santa Teresa de 2015. A tal fin, no
dejaba de ser una imagen corriente verle pasar largas horas consultando
la hemeroteca de El Diario de Ávila, en una incansable y dilatada labor
documental, como ya hacía con anterioridad para difundir la vida y obra
de los dos místicos abulenses universales desde el convento de La Santa
abulense, donde se hallaba en origen el Centro Internacional
Teresiano-Sanjuanista (Cites).